¿Qué tendrá Robert Johnson que invita tanto a la especulación? Desde su (re)aparición en la música popular a principios de los sesenta y la publicación de dos de las tres únicas fotos que se conocen de él hacia 1990, debe de ser el músico afroamericano sobre el que más morralla se ha escrito.
Ahora que por fin ha salido la biografía de Bruce Conforth y Gayle Dean Wardlow —mi reseña: indispensable—, el nivel de especulación debería bajar notablemente. O no, como pasaré a hacer ahora mismo, aunque sólo sea para dar un poco de contexto en torno a Johnson y la guitarra eléctrica, instrumento cuya tradición en el blues y el rock está notablemente marcada por este músico eminentemente acústico.