22/09/2011

Ray Gelato en 2011

El pasado sábado 17, como es habitual en Londres, la oferta de música en directo era rica y variada, en casi cualquier género que a uno se le pueda ocurrir. No obstante, Ray Gelato y sus Giants pasaban por el 100 Club, acontecimiento que, en principio, más vale no perderse. Este club, inaugurado por el padre del gran Victor Feldman (entonces batería de 8 años) en plena Segunda Guerra Mundial, tiene una historia tan rica (véase esto y esto) que roza lo obsceno y, sin la solemnidad de otros locales, parece que ese aura irrepetible se contagia a quien se suba a su escenario.

No era ésta la primera vez que veía a Ray Gelato. La primera, stricto sensu, fue siendo yo adolescente en mi pueblo. No sé cómo había conseguido un catálogo de discos de Inglaterra, una de esos cuadernillos que uno ojeaba una y otra vez con la reverencia con que se estudia lo inalcanzable. A mí entonces me encantaba el rock'n'roll clásico, y la portada de lo que era, a la sazón, el primer elepé de Gelato, se me quedó grabada en la memoria. Eso, sin tener ni idea de qué música hacía el tal Gelato.

Unos tres lustros más tarde vi por fin a Gelato y su Giants, ya sin el “of Jive”, en directo, precisamente en el 100 Club. Era la longeva formación con Clark Kent al contrabajo, Steve Rushton a la batería y Alex Garnett al tenor. Gelato se apoyaba principalmente en el legado de Louis Prima, y su espectáculo, con los músicos uniformados y encorbatados, era un saludo a una época dorada de la música popular de EE. UU. Mucho swing, jump y “entretenimiento”.

Gelato, Clark Kent y Alex Garnett, en 2001

Los años pasan y la gente cambia. Aquella versión clásica de los Giants fue deshaciéndose con los consiguientes cambios de formación. En esa fase de transición vi a la banda un par de veces y, aunque el esqueleto de su música seguía ahí, sólido e imperturbable, parecía que le faltaba peso, que no podía ni arrojar ni encajar grandes golpes. El año pasado en Ronnie Scott's ya iban ganando algo de músculo, aunque al menos en mi recuerdo, no llegaban aún al nivel de excelencia de aquellos lejanos Giants. Hay que entender que, como ocurría con las grandes orquestas del Swing, la sincronía musical y el compadreo entre los músicos es fundamental para este grupo, y son facetas que se pueden actuar pero que sólo fraguan de verdad con el tiempo. En esa actuación, el propio Ray no tenía el mejor de los aspectos, no andaba sobrado ni con la voz ni con el saxo tenor, y su pelea con las canas era visible y le daba un extraño aspecto vampiresco.

El mes que viene Gelato cumple los cincuenta y, a tenor de lo que se vio el sábado, los encara en plena forma. Parece haber perdido peso y, renunciando a una de esas batallas capilares en las que la única solución elegante es rendirse a la evidencia, se ha aliado con sus canas y ahora luce un elegante tupé platino. Sobre el escenario, mantiene sus facultades vocales intactas y con el saxo tenor, aunque acabe derrotado físicamente, derrocha un tono granítico, corrosivo y viril, infrecuente hoy en día y que nos retrotrae a los grandes honkers del Rhythm&Blues.

En la noche de autos, después de atacar, sin preámbulos, “Them There Eyes” y “I Can’t Believe That You’re In Love With Me”, Gelato saludó y anunció que el batería habitual del grupo, el enorme Sebastiaan de Krom, había sufrido un percance. Ese mismo día. Y presentó con elogios y agradecimientos a su sustituto, Matt Senior, que ocupaba el asiento de conductor rítmico de la banda por primera vez en su vida, tras un breve ensayo de 20 minutos. No debería ser la última.

Acaso sea por la tensión añadida de jugar con un nuevo guardameta, acaso por la propia evolución de una formación cada vez más empastada, seguramente por una mezcla de ambas cosas, los Giants sonaron como nunca. Su repertorio se apoyó menos en sus admirados Louis Prima y Dean Martin, con más solos de saxo tenor, como en “Flying Home” y “Go, Red, Go”, homenajes respectivos a Illinois Jacquet y Arnett Cobb –el resto de vientos, sobre todo Andy Rogers al trombón, estuvieron impecables– y, en general, algo menos de “entretenimiento” y gags. Según avanzó la noche, el ambiente se fue calentando: los chistes eran más bien comentarios espontáneos –y de hecho tuvieron gracia– y a Gelato, sudoroso y desprovisto de chaqueta y corbata, se le escapó algún taco, algo que no ocurriría en otros locales o con otro público.


Ray Gelato Giants


Como en otras facetas del mundo del espectáculo, el humor y el disfrute, el hedonismo puro y duro se suelen tener por incompatibles con la seriedad y la profesionalidad. Aparte del papel impecable de todos los músicos, de los acompañamientos vocales de los vientos en algunos temas y de la entrega absoluta y sin descanso, la presencia de un batería literalmente nuevo constituyó un espectáculo en sí mismo. Añadido a las facetas habituales de un show de Gelato, incluida la presencia de la vocalista Kai Hoffman en un par de temas, ver a Senior hacer prácticamente todos los temas leyendo, sin perderse nunca, apoyado por las señas del pianista Gunther Kurmayr, fue simplemente extraordinario. Para que luego digan que las partituras están reñidas con el swing y la expresividad. Está claro que depende de quién las lea.

Lamentablemente, es muy posible que Ray Gelato sea uno de los últimos músicos verdaderamente capaces de hacer un show de swing y jump con fundamento. Más allá de etiquetas, el suyo es un espectáculo que merece la pena ver aunque sea una vez en la vida. Porque, como dijo un colega tras el concierto, “yo no entiendo de jazz ni nada por el estilo, y no sé el motivo, pero esta música me ha hecho sentir fantásticamente bien”.

(Ray Gelato actúa esta noche en la Sala RocKitchen de Madrid)

El website de Ray Gelato


* * *

PD: El "desconocido" Matt Senior, que arrasó a la batería, es, en realidad, un músico curtido en mil batallas. El siguiente párrafo y la fotografía están sacados del website de la banda Puffins.


Matt [Senior] ha trabajado ampliamente en diversos espectáculos, tanto en giras como en teatros del West End de Londres, tales como Sweet Charity, Spring Awakening, High School Musical, Guys and Dolls, Rat Pack Live, Miss Saigon, Five Guys Named Moe, Follies, Merrily We Roll Along, Chicago, Saturday Night Fever, Star Wars Live On Stage y un largo etcétera. Ha participado en una gira de Shirley Bassey en Australia, y ha grabado y girado con la BBC Concert Orchestra, la Royal Philharmonic Orchestra, la Royal Philharmonic Concert Orchestra, la BBC Philharmonic Orchestra, la Bournemouth Symphony Orchestra, la City of Birmingham Symphony Orchestra, el Birmingham Royal Ballet y la London Concert Orchestra. Matt ha colaborado en diversos programas de TV y bandas sonoras, y entre sus próximos proyectos está la nueva adaptación teatral de la película de Jacques Demy "Los Paraguas de Cherburgo" por Michel Legrand.

5 comments:

Manu Grooveman said...

Yo lo iré a ver para escribir una crónica... Gran preámbulo tu post! Saludos

Fernando Ortiz de Urbina said...

A ver a quién lleva de batería.

F

Manu Grooveman said...

Pues o yo vi otro concierto, o el Ray Gelato que vino a Madrid cambió el repertorio de raíz, porque no se corresponde nada con el vídeo que has subido. De hecho no tocó el saxo en ningún momento. Fue un repertorio mucho más rockabilly que swing... Curioso, la verdad...

Fernando Ortiz de Urbina said...

Interesante. Parece que lo que debió de hacer fue adaptarse a lo que pedía la ocasión.

Espero que aun así lo disfrutaras (aunque sea un poco).

F

Manu Grooveman said...

Sí, sí...el concierto estuvo fenomenal! Pero me chocó mucho porque yo esperaba otra cosa.

De todos modos, por lo que veo en las fotos, Ray Gelato es el hombre de las mil caras, porque en directo tenía un look totalmente juvenil...

;)