La historia del jazz en el siglo XX es la historia de sus músicos, de las personas que tocaron, compusieron, improvisaron, que en momentos cruciales supieron decir "¿y por qué no?", que se atrevieron. Siendo eso cierto, esa historia no habría sido igual sin la participación de otros, no músicos, que desde las compañías discográficas, las agencias de contratación o los medios de comunicación han dejado una huella indeleble en el primer siglo de esta música.
Si no fuera porque esta vivo y coleando, como demuestra el vídeo de Michael Steinman, habría que hablar de George Avakian como de un personaje histórico, casi de leyenda. De origen armenio, por crianza (estudió en Yale) y las circunstancias de la vida, Avakian pudo implicarse desde muy joven en la entonces incipiente industria del jazz: en 1940 el nuevo presidente de Columbia, sello recién adquirido y reflotado por la CBS, decidió producir una serie de reediciones, algo novedoso en una época en que los discos de jazz eran bienes perecederos, y el encargo le cayó a Avakian (John Hammond estaba ocupado... produciendo al sexteto de su futuro cuñado, Benny Goodman, por ejemplo). Como señala John McDonough en el perfil que hizo del homenajeado para Down Beat, con su selección de material (Louis Armstrong, Bix Beiderbecke, Bessie Smith, Duke Ellington, Fletcher Henderson...) para esas primeras reediciones, Avakian dio forma casi inmutable a la visión que tenemos de la historia del jazz. Eso, con apenas 20 años de edad.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Avakian prosiguió su labor con Columbia. En ese sello, contribuyó decisivamente al establecimiento del LP (primero de diez pulgadas, luego de doce) como formato primordial, relanzó las carreras de Louis Armstrong (su jazzman favorito - en la foto con W. C. Handy) y Duke Ellington y catapultó a la fama a Dave Brubeck y Miles Davis. En otras palabras, Avakian es el principal responsable de que Columbia fuera la primera compañía de discos "grande" en contar con un departamento de jazz verdaderamente serio y, detalle importante, viable.
Hacia 1957 dejó Columbia, y pasó por Pacific Jazz (reconvertido a su paso en World Pacific), donde produjo, entre otros discos, New Bottle, Old Wine y Great Jazz Standards de Gil Evans. A continuación contribuyó decisivamente a la creación de la división discográfica de Warner Bros. y tras rechazar la presidencia de la compañía, pasó a RCA, para la cual fichó a Paul Desmond (sus discos como líder) y a Sonny Rollins (a su retorno de su famoso retiro, cuando grabó The Bridge). En la década de los sesenta organizó la primera gira de Benny Goodman tras el Telón de Acero, y fue, entre otras cosas, manager de Charles Lloyd y, entre 1970 y 1974, de Keith Jarrett, de quien produjo su debut como líder.
Esa es, a muy grandes rasgos la carrera de George Avakian (no he tocado su interés en la música "clásica"), un hombre decisivo en el devenir de la música norteamericana del siglo pasado.
No obstante, la verdadera importancia de Avakian, y la fortuna que hemos tenido como público, es su modestia y su ética de trabajo. Hoy, a sus noventa años, con la cabeza fresca como una rosa (su memoria es simplemente increíble) cerró con estas palabras su discurso de agradecimiento en la fiesta de cumpleaños que se le ofreció en Birdland (completo en el vídeo):
Si no fuera porque esta vivo y coleando, como demuestra el vídeo de Michael Steinman, habría que hablar de George Avakian como de un personaje histórico, casi de leyenda. De origen armenio, por crianza (estudió en Yale) y las circunstancias de la vida, Avakian pudo implicarse desde muy joven en la entonces incipiente industria del jazz: en 1940 el nuevo presidente de Columbia, sello recién adquirido y reflotado por la CBS, decidió producir una serie de reediciones, algo novedoso en una época en que los discos de jazz eran bienes perecederos, y el encargo le cayó a Avakian (John Hammond estaba ocupado... produciendo al sexteto de su futuro cuñado, Benny Goodman, por ejemplo). Como señala John McDonough en el perfil que hizo del homenajeado para Down Beat, con su selección de material (Louis Armstrong, Bix Beiderbecke, Bessie Smith, Duke Ellington, Fletcher Henderson...) para esas primeras reediciones, Avakian dio forma casi inmutable a la visión que tenemos de la historia del jazz. Eso, con apenas 20 años de edad.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Avakian prosiguió su labor con Columbia. En ese sello, contribuyó decisivamente al establecimiento del LP (primero de diez pulgadas, luego de doce) como formato primordial, relanzó las carreras de Louis Armstrong (su jazzman favorito - en la foto con W. C. Handy) y Duke Ellington y catapultó a la fama a Dave Brubeck y Miles Davis. En otras palabras, Avakian es el principal responsable de que Columbia fuera la primera compañía de discos "grande" en contar con un departamento de jazz verdaderamente serio y, detalle importante, viable.
Hacia 1957 dejó Columbia, y pasó por Pacific Jazz (reconvertido a su paso en World Pacific), donde produjo, entre otros discos, New Bottle, Old Wine y Great Jazz Standards de Gil Evans. A continuación contribuyó decisivamente a la creación de la división discográfica de Warner Bros. y tras rechazar la presidencia de la compañía, pasó a RCA, para la cual fichó a Paul Desmond (sus discos como líder) y a Sonny Rollins (a su retorno de su famoso retiro, cuando grabó The Bridge). En la década de los sesenta organizó la primera gira de Benny Goodman tras el Telón de Acero, y fue, entre otras cosas, manager de Charles Lloyd y, entre 1970 y 1974, de Keith Jarrett, de quien produjo su debut como líder.
Esa es, a muy grandes rasgos la carrera de George Avakian (no he tocado su interés en la música "clásica"), un hombre decisivo en el devenir de la música norteamericana del siglo pasado.
No obstante, la verdadera importancia de Avakian, y la fortuna que hemos tenido como público, es su modestia y su ética de trabajo. Hoy, a sus noventa años, con la cabeza fresca como una rosa (su memoria es simplemente increíble) cerró con estas palabras su discurso de agradecimiento en la fiesta de cumpleaños que se le ofreció en Birdland (completo en el vídeo):
Durante los setenta y pico años de mi vida que he pasado trabajando con músicos, he conocido a la mejor gente del mundo, y nadie supera a Louis Armstrong como el mejor de todos. Duke Ellington no anda lejos. Como Erroll Garner. Como Mahalia Jackson. Como muchos otros. He conocido a tanta gente maravillosa que no sólo tenían talento, sino que eran buenas personas [...]
Esta banda que tenemos en el escenario son algo especial [...] que todo el mundo apoye a esta gente, porque no cobran mucho, salvo esta noche, que es uno de los motivos por los que acepté [esta celebración]: los diez dólares que habéis pagado en la puerta van directamente a su bolsillo, porque se merecen hasta el último centavo y más.
Dejadme que os diga algo: si no tuviérais a estos músicos, no me tendríais a mí [...] pero ellos son los que importan, y espero que sigan haciendo lo que hacen mucho tiempo después de que yo me haya ido, porque ellos son el motivo de que hiciera lo que hice durante setenta y pico años.
Y llegado este punto, voy a cerrar el pico y simplemente decir "gracias".
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