31/03/2014

Sonidos de un ladrón de discos

Foto de Daniel Mordzinski
Carlos Sampayo es un referente para quienes escribimos sobre jazz en español, por su prosa, concisa y clara, y porque no ha rehuido la responsabilidad de decir si algo no le gusta. Por ello es una buena noticia la publicación de una versión revisada de sus Memorias de un ladrón de discos (Gauderio editor, Buenos Aires, Argentina, 2013).

Este libro no es una enciclopedia. Tampoco es una discografía comentada (eso está por venir, próximamente, según cuenta el propio Carlos). Es la vida de un apasionado por una música y su relación con ésta a través de los discos, otrora objetos voladores identificados que surcaban cielos y mares, espacio y tiempo, poniéndonos en contacto con gentes, espacios y sonidos casi inaccesibles. (Breve inciso: el repaso de este libro y la gloriosa época de finales de los cincuenta y principios de los sesenta me pilla leyendo sobre esos mismos años en España. ¡Qué profunda era la caverna, y qué mérito tienen nuestros mayores discófilos, también en Argentina por motivos semejantes!).

Este libro, autoenmarcado exactamente en el género de la "narrativa testimonial" es una golosina para cualquier melómano, para el autor y para el que lo lea. Sienta como si estuviera escrito de un adicto a otro, porque de adicto es la relación que tiene el protagonista, discómano, con su camello, el disquero, sin aceptar regates, impermeable a cualquier atisbo de familiaridad que podría derivarse de las frecuentes transacciones. De prosa sencilla, al lector avezado tendrá la sensación de estar revisitando viejos amigos, y al novicio (no-vicio, al menos de momento) le abrirá las puertas a un mundo de exquisiteces.

Tomando un poco de distancia, el relato es un perfecto reflejo de lo que significa para muchos la música grabada y sus soportes, además de aquellos rituales de deseo del objeto inalcanzable (por presupuesto, por cuestiones de catálogo...), de los efectos sublimes o terapéuticos del sonido (des)organizado de una forma determinada. Es casi un testamento de aquella relación con el objeto redondo con agujero en el centro, en torno al cual giraban nuestras vidas, sobre todo en aquellos tiempos de escasez que las generaciones actuales desconocen por completo, tiempos en que cada disco era un tesoro, en que se podían distinguir los sellos discográficos por el olor de sus ejemplares, en que uno se aprendía los discos de memoria a fuerza de repetirlos, grabándolos en el subconsciente. En el de Sampayo, por sus reiteradas apariciones, el Birth of the Cool de Miles Davis parece ocupar un lugar de honor.

Aunque parezca un contrasentido, dado que el disco, sea un CD, sea una placa a 78, 45 o 33 RPM (¿alguien se ha dado cuenta de que 33+45=78? ¿Es casualidad o se debe a algún motivo concreto?), es el objeto central de este relato, y que en Argentina —donde se ha publicado el libro— no podrán aprovecharlas, he montado unas recopilaciones en Spotify siguiendo los capítulos del libro. Prácticamente toda la música que menciona Sampayo está disponible en ese servicio. Las decisiones de incluir temas sueltos o discos enteros son personales y casi arbitrarias. Como mínimo, resulta una selección excepcional de jazz y una ventana al mundo de uno de nuestros mejores escritores jazzísticos.

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