A pesar de la falta de público y la dudosa solidez económica de la vida del músico de jazz, sigue habiendo gente que se dedica en cuerpo y alma a dominar su instrumento y conocer la teoría de la música del derecho y del revés. Aunque no llegue a todos los confines de lo que llamamos jazz, existe dentro de esta música una tradición longeva y honorable de crear arte por sí mismo, de la lucha contra uno mismo y contra las infinitas posibilidades que brinda el sonido. Siendo más precisos, un típico músico de jazz hoy podría ser un joven iniciado en la música desde niño, que la haya estudiado formalmente, un virtuoso de su instrumento y que, en algún momento, se planteará la posibilidad de pasar una temporada en Nueva York, a modo de prueba de fuego o rito iniciático.
Exactamente como Eric Dolphy.
Eric Dolphy por Naiel Ibarrola |
Dolphy, junto con Ornette Coleman y John Coltrane (trabajó con ambos), fue el saxofonista/clarinetista/flautista más influyente de la década de los sesenta. En cualquiera de sus instrumentos, pero sobre todo con el clarinete bajo, estableció una forma de tocar que aun hoy sigue sonando actual. Por lo que se puede escuchar hoy en día, da la impresión de que Dolphy tiene, al menos entre los músicos, tantos seguidores como Coleman y Coltrane, aunque éstos sean más visibles en el canon. La posteridad es caprichosa.