30/04/2015

Repertorio de hard bop — una sugerencia

(Dedicado a Ira Gitler.)

La posición central del hard bop en lo que hoy se considera el tronco principal del jazz es un fenómeno llamativo: resulta paradójico que un estilo tan presente, la lingua franca, por el inmenso legado discográfico y por lo mucho que se sigue practicando, especialmente en las escuelas de música, tenga tan poca literatura. Por la razón que sea, hay muy pocas biografías de músicos representativos del género y algunas no pasan de ser guías de escucha. Tampoco hay un tratado definitivo sobre el estilo (los tomos de Rosenthal y Mathieson no bastan), algo que, dada la relevancia del legado afro-americano que conlleva, más que en cualquier otra rama del jazz, deberían considerar uno o varios autores.

Volviendo a la cantidad de gente que sigue practicando este género sobre el escenario, entre los cuales hay muchos estudiantes recién licenciados de sus escuelas de música, a pesar del cinismo de los aficionados veteranos que lo han visto todo y además en persona, a alguno de esos músicos le gustará esta música. Si a alguno de ellos le hace falta ampliar repertorio, ahí va una sugerencia: ¿por qué no explorar el cancionero de Hank Mobley?

Hank Mobley en la sesión de grabación de Soul Station,
domingo, 7 de febrero de 1960 (foto de Francis Wolff)

26/04/2015

Era argentino

Compartimos mesa unas cuantas veces. Hablamos. Nos escribimos. Me publicó más de una década. Pero apenas le conocía. Era argentino.

Por avatares de la vida terminó en España. Conoció a una mina, María Antonia. Congeniaron y se unieron en algo que duraría para siempre, en contrapunto, de la misma forma en que con Charlie Parker casaba mejor Miles Davis que Dizzy Gillespie. Ben Webster y Art Tatum. El contraste como elemento cohesivo.

En persona su presencia compensaba su calvicie perpetua con creces. Era argentino. Hablaba y te dejaba sumido en una nube incierta; mi conclusión es que si te liaba era, principalmente, sin querer. Puede que yo sea un blando.

Trabajó por cuenta ajena y en algún momento lo dejó. Si fue así, lo hizo para dedicarse en cuerpo y alma a su revista, Cuadernos de Jazz. Veinte años de papel casi mensual. Ninguna revista española de jazz ha durado tanto en los quioscos. Y en internet sigue.

Era argentino.

15/04/2015

Discos recomendados: una lista de... uno


Hoy estamos a mitad del mes de apreciación del jazz, una de esas cosas que tanto gustan en la costa de enfrente y que para algunos de nosotros no tiene demasiado sentido. Aun así, nunca sobra la publicidad para una forma de expresión musical que puede ser tan visceral como sofisticada, y ha atravesado barreras de clase, raza y nacionalidad. En la práctica, el evento de marras conlleva fiestas, fotos, morralla publicitaria, sonrisas blanquérrimas... y listas de discos. De estas ha habido, hay y habrá muchas y, por norma, tienden a ser convencionales y endebles en lo crítico: no están mal si uno se conforma con "esto está muy bien", pero no alcanzan si se necesita un "esto está muy bien porque...".

Aparte, hay que ser un poco iluso para recomendar más de, pongamos, cinco discos a quien no le haya hecho falta escuchar jazz nunca. Con todo lo que tenemos alrededor hoy en día, música de todo tipo, libros, películas, cine, televisión... tanto físicamente como a través de internet, una hora de atención exclusiva se ha convertido en un lujo.

Por eso, y porque cuanto mayor sea el cupo de discos a recomendar mayor será la tentación de caer en lo políticamente correcto (de todos los equívocos sobre el jazz, el de que sus aficionados somos gente sin prejuicios y de cierta altura intelectual es el más disparatado), aparte de ser una salida fácil para blandos, vamos a ver si conseguimos zafarnos del ruido de fondo y damos un disco, uno, (1), de jazz que debería tener todo el mundo.

No va a ser ni de Louis Armstrong, ni de Duke Ellington, ni de Charlie Parker, ni de Miles Davis, ni de John Coltrane. Los cinco son músicos extraordinarios, géneros musicales en sí mismos, pero no son representativos del jazz. No, no lo son. No dejen de echarles un tiento si tienen tiempo y ganas, pero tengan presente que el resto del "jazz", o "los jazz", casi nunca estará a esa altura; tengan siempre presente su excelencia y evitarán decepciones. Y aunque muchos no se atrevan a admitirlo, no serían los primeros en pensar que clásicos como Kind of Blue o Giant Steps son, respectivamente, demasiado lento y demasiado intenso (y lo de clásicos va en serio).