29/08/2020

Apuntes sobre Charlie Parker

Charlie Parker

A raíz de la preparación del podcast del Club de Jazz por el centenario de Charlie Parker, aquí van unos apuntes a vuelapluma: 
  • Repasada toda su obra grabada y buena parte de la literatura que la analiza minuciosamente, no cabe otra conclusión: Parker era un genio. También le llamaban "Bird", pájaro y, aunque oficialmente no tuviera de segundo nombre "Christopher", existe al menos un documento (el registro de un hotel de 1951) en el que firma "Charles Christopher Parker, Jr.". 
  • Como ocurre con otros grandes músicos afroamericanos, cuando se habla de Parker a veces parece que lo importante son sus problemas personales. Se entiende la tracción emotiva del drama, incluso más allá del morbo, pero créanme, palidece ante la de su música. 
  • El artista negro con problemas de adicción tocando música sofisticada invita a la explicación esotérica de su genialidad. A los oyentes se nos olvida que la música, por sublime que sea, brota de un esfuerzo mecánico, y Parker no es una excepción. En su momento metió todas las horas del día, como le cuenta a su colega de instrumento Paul Desmond (audio/transcripción). El trabajo puro y duro es, por tanto, condición necesaria y, aunque no sea suficiente para llegar a cotas parkerianas, es palpable el alivio de Desmond al oir la explicación de boca del propio Parker. 
  • Puede que Parker sea el músico de jazz con más literatura analítica: véanse los estudios de Thomas Owens, Larry Koch, Carl Woideck y Henry Martin, Sus grabaciones se han estudiado con microscopio; una prueba más de su genialidad: aun conociendo sus mecanismos con exactitud, póngase su música y el misterio sigue ahí. 
  • Según Owens, Parker tiraba de un arsenal de unos 100 motivos para armar sus solos, independientemente de lo que estuviese tocando; Martin ha argumentado que no, que sus improvisaciones sí están relacionadas con el tema en cuestión. En cualquier caso, tocó solo blues y canciones que solemos llamar standards, un repertorio relativamente limitado. Los confines musicales de Parker están claramente definidos: aun así, su imaginación y creatividad siguen pareciendo infinitas. 
  • Parker fue un niño afroamericano de los años veinte, y como tal recibió una buena formación musical en la escuela. Aparte, creció en una tradición musical extraescolar, la de Kansas City (Misuri), foco de atracción de negocio y ocio de todo el medio oeste durante su infancia y juventud. Mucha oferta y mucha demanda de músicos suben el nivel. De la mejor orquesta local, la de Bennie Moten, saldrían futuras estrellas como Ben Webster, Hot Lips Page, Count Basie y buena parte de la primera banda de este último. A la intempestiva muerte de Moten, Basie montó un noneto con el saxo alto Buster Smith. Cuando Basie se lanzó hacia Chicago y Nueva York, Smith se quedó atrás. En su orquesta tocaría Parker. Así tocaba Smith.
  • Parte de esa tradición local se basa en el blues. El blues son muchas cosas: desde una alegoría de la capacidad de superación ante la adversidad, hasta unas formas y recursos musicales diferenciados. Parker creció empapado en el blues y lo mantuvo en el centro de la nueva forma de hacer jazz, adelantando el resurgir que experimentaría como parte del Hard Bop. Una de las muchas manifestaciones del alcance emotivo y musical de Parker: el "Requiem" que le dedicó un blanquito presuntamente frío y cerebral como Lennie Tristano. 
  • 1945. Se acaba por fin la Segunda Guerra Mundial con la explosión de dos bombas atómicas. El mundo cambia radicalmente y esa pequeña parcela de la humanidad que es el jazz también cambia: cambia el balance entre las grandes orquestas de baile y los combos para escuchar sentado, y se impone el virtuosismo que ya venían desplegando Art Tatum o Coleman Hawkins. En ese contexto, Parker, con Dizzy Gillespie y Thelonious Monk, contribuye a expandir los recursos del instrumentista más allá del disfrute inmediato. 
  • Be bop, nombre desafortunado, fruto de esa mezcla de arte y comercio tan estadounidense. Por un lado representa una praxis artística intachable: virtuosismo instrumental, innovación armónica y rítmica; por otro, la extravagancia juvenil de atuendos y actitudes que llenaron páginas como lo harían después el rockabilly o el punk. 
  • Ese cambio de paradigma musical, estético y hasta logístico —el paso de los salones a los clubes y cafés, el nacimiento de los festivales, las giras internacionales— tiene en el ojo del huracán a Parker. Los músicos que dominarán los siguientes 40-50 años surgen de su sombra o directamente de sus bandas: Miles Davis, Max Roach, Roy Haynes, Kenny Dorham, John Lewis... fueron sus sidemen. Dizzy, la rítmica de su big band (el futuro Modern Jazz Quartet), Sarah Vaughan, Thelonious Monk, Bud Powell. Los saxofonistas John Coltrane, Jimmy Heath, Benny Golson, James Moody, Phil Woods, Gene Quill... lo copiaron abiertamente. Tan imponente era su presencia, que uno podía hacer carrera a base de no imitarlo, como Lee Konitz.
La cara de John Coltrane, reflejo de varias generaciones de músicos
Orquesta de Jimmy Heath, Elate Club Ballroom,
Filadelfia, 7 de diciembre de 1947

  • Un tiempo nuevo, una música difícilmente explicable, esa genialidad que quería entender Paul Desmond... encontraron una explicación aparente en la que cayeron no pocos: la heroína. Y en los márgenes de la sociedad, todo es más arriesgado. El propio Parker se enganchó siendo aún menor de edad, y trató de sobrellevar su adicción a base de alcohol, que fue lo que se lo llevó por delante. 
  • Juventud, música y drogas en la posguerra: la cuerda de saxos de Woody Herman, los four brothers originales (Stan Getz-20, Zoot Sims-22, Serge Chaloff-24, este, el camello del grupo) grabó un solo de Charlie Parker orquestado, el mismo año que el original, algo con pocos precedentes: "Singing the Blues" de Beiderbecke/Trumbauer (1927) y Fletcher Henderson (1931), y "West End Blues" de Louis Armstrong (1928) y Charlie Barnet (1944).
  • Parker se fue demasiado pronto. Por edad —no llegó a los 35— y por contexto histórico. Ejemplos: nunca grabó en estéreo; nunca grabó con Rudy Van Gelder; nunca grabó para Blue Note (casa fundada en 1939). Hank Mobley grabó Soul Station en 1960: ¿se imaginan a Parker a los cuarenta con esa misma rítmica (Wynton Kelly, Paul Chambers, Art Blakey) en el mismo sello? 
  • La carrera de Parker no es un todo uniforme. Más que breve, su vida fue densa, rápida y móvil. Su música también: compárese el directo de 1945 en el Town Hall con el de 1953 en el Open Door, en el que transmite una energía y una urgencia inusitadas, al menos en parte gracias al impulso de Art Taylor.
  • ¿Y la música? Les remito al podcast que enlazaba en el primer párrafo.
Recomendaciones en negativo: el consenso tácito sobre la imagen de Charlie Parker en castellano sigue dominado por la biografía de Ross Russell y la película Bird, y eso no es justo para nadie. 
  • La biografía de Ross Russell fue, en su día fue un libro aplaudido, pero con el tiempo ha perdido todo su prestigio. Como botón de muestra, lo que conté en su día sobre sus invenciones en torno al célebre concierto en el Massey Hall de Toronto.
  • El poder de la imagen lo demuestran fenómenos como Bird de Clint Eastwood. Acabo de volver a ver la película. Aun con la cronología de la vida de Parker fresca en la mente, me costó seguir los flash-backs y otros saltos temporales. El sesgo hacia los puntos de vista de Chan, la última pareja estable de Parker y madre de dos de sus hijos, y Red Rodney, uno de sus trompetistas, es esperable, pero excesivo. No se puede hablar del paso de Parker por Camarillo sin mencionar a Doris Sydnor, pareja anterior de Parker. El sermón de "Dizzy" a Parker sobre la responsabilidad personal huele demasiado al ideario personal del director. Lo peor, no obstante, es el retrato de Bird como una especie de idiot-savant. Parker tuvo una vida agitada y con problemas, pero llena de música al máximo nivel. Desde luego no era un desvalido.
Recomendaciones en positivo:  
  • En castellano, Bird - El triunfo de Charlie Parker de Gary Giddins, y Nostalgia de Charlie Parker de Robert Reisner (GlobalRhythm) son muy recomendables. El de Reisner fue el primer libro que se publicó sobre Parker, un libro coral con testimonios directos de 81 colaboradores y conocidos de Parker, algunos llamativos como el del trompetista Shorty Baker, convencido de que Parker era mayor que él (era seis años más joven). Ese enfoque coral presenta un personaje poliédrico y lo convierte en un contrapeso ideal al retrato de Eastwood en Bird. ¿Su rasgo más destacado? Su generosidad, con el dinero cuando lo tenía, y con sus elogios para con otros músicos.
  • En inglés, Chasin' the Bird de Brian Priestley es un libro ejemplar. Corto, conciso y al grano. Desbroza la mitología, se ciñe a lo que se sabía cuando lo escribió (los libros de Chuck Haddix y Stanley Crouch, posteriores, han desvelado nueva información), y en la parte de descripción musical, se adelanta a las preguntas del lector cuando escucha a Parker. 
  • Para datos discográficos y cronológicos, la web de Peter Losin es indispensable.
  • Por supuesto, esta no es la primera vez que aparece Charlie Parker en este blog.

Finalmente, una confesión a modo de agradecimiento: la primera vez que escuché a Charlie Parker no me gustó, y me llevó tiempo engancharme (esa es la palabra exacta: aquí sigo). Pillarle el gusto se debió a tres cosas: una, oir cantar a Ella Fitzgerald "Ornithology" en su solo de scat en "How High the Moon" del famoso concierto en Berlin. Otra, una cassette que me grabó mi colega Ketxus (con temas Dial, Carnegie Hall '49, Storyville '53). Y tercera, y pude darle las gracias de camino a un bolo junto al Támesis, los cuatro Jazz entre amigos que le dedicó el Cifu a Charlie Parker en noviembre y diciembre del 91.