My worthy constituent Agustín Pérez has posted in his blog about Coleman Hawkins's two visits to Spain. One thing's led to another and he's posted four videos from the Bean's concert in Wembley as broadcast by the BBC.
The finale of said Jazz 625 episode had Jo Jones soloing on "Caravan", an all-time favourite of mine, one of those things I like to pester people with. Apparently Mr. Jones first heard the drums as a kid in a circus and later played in a carnival band, which may (or may not) account for his showmanship and his total command of the snare drum (dig those call-and-response rolls, especially the soft ones, 4:16-4:30). Like all good drummers, Jones changed his playing depending on who was soloing, and personally I love the way he played behind Lester Young, who probably was at his best with Jones behind him.
The elegance and grace of Jones at the drums is just magnificent; there is something about the upright sitting posture at the drums (see Jo Jones in profile here and remember Max Roach too, for that matter) that confers a chief-like dignity to the musician like no other instrument does.
However, what really amazes me is that for all the racket Jones could make, it was all down to his wrists. Keep a close watch on his wrists and arms, and note how he barely moves when he plays, best demonstrated in 6:20-6:28, a front shot where you can hear him playing even though he appears to be almost completely still.
The finale of said Jazz 625 episode had Jo Jones soloing on "Caravan", an all-time favourite of mine, one of those things I like to pester people with. Apparently Mr. Jones first heard the drums as a kid in a circus and later played in a carnival band, which may (or may not) account for his showmanship and his total command of the snare drum (dig those call-and-response rolls, especially the soft ones, 4:16-4:30). Like all good drummers, Jones changed his playing depending on who was soloing, and personally I love the way he played behind Lester Young, who probably was at his best with Jones behind him.
The elegance and grace of Jones at the drums is just magnificent; there is something about the upright sitting posture at the drums (see Jo Jones in profile here and remember Max Roach too, for that matter) that confers a chief-like dignity to the musician like no other instrument does.
However, what really amazes me is that for all the racket Jones could make, it was all down to his wrists. Keep a close watch on his wrists and arms, and note how he barely moves when he plays, best demonstrated in 6:20-6:28, a front shot where you can hear him playing even though he appears to be almost completely still.
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Mi respetable colega Agustín Pérez ha escrito en su blog sobre las dos visitas de Coleman Hawkins a España. Una cosa ha llevado a otra, y también ha subido cuatro vídeos del concierto del padre del saxo tenor en Wembley (afueras de Londres) que emitió en su día la BBC.
El gran final de ese capítulo de la serie Jazz 625 presentaba a Jo Jones soleando en "Caravan", un favorito absoluto de quien esto escribe, una de esas cosas con las que me gusta dar la paliza a la gente. Por lo visto la primera vez que el Sr. Jones oyó tocar el tambor fue de pequeño, en un circo, y sus pinitos profesionales los dio en un espectáculo ambulante, un carnival show, lo cual puede que explique (o no) su sentido del espectáculo y su domino absoluto de la caja (atención a esos redobles de llamada y respuesta, sobre todo las partes suaves, 4:16-4:30). Como todos los buenos baterías, Jones variaba su toque según a quién estuviera acompañando, y personalmente me encanta cómo tocaba con Lester Young, quien a su vez es probable que tocase mejor con Jones que con nadie.
La elegancia de Jones tocando es simplemente magnífica. La postura erguida que hay que mantener con la batería (véase aquí a Jones en perfil, y recuérdese también a Max Roach) otorga una dignidad tranquila de gran jefe que ningún otro instrumento puede dar.
No obstante, lo que más me llama la atención de Jones es que, con el barullo que podía llegar a armar, al final se reduce todo al juego de muñecas. Observe de cerca sus muñecas y brazos, y notará que apenas se mueve cuando toca, algo que se aprecia especialmente en 6:20-6:28, un plano frontal en el que se le oye tocar aunque aparenta estar completamente inmóvil.
El gran final de ese capítulo de la serie Jazz 625 presentaba a Jo Jones soleando en "Caravan", un favorito absoluto de quien esto escribe, una de esas cosas con las que me gusta dar la paliza a la gente. Por lo visto la primera vez que el Sr. Jones oyó tocar el tambor fue de pequeño, en un circo, y sus pinitos profesionales los dio en un espectáculo ambulante, un carnival show, lo cual puede que explique (o no) su sentido del espectáculo y su domino absoluto de la caja (atención a esos redobles de llamada y respuesta, sobre todo las partes suaves, 4:16-4:30). Como todos los buenos baterías, Jones variaba su toque según a quién estuviera acompañando, y personalmente me encanta cómo tocaba con Lester Young, quien a su vez es probable que tocase mejor con Jones que con nadie.
La elegancia de Jones tocando es simplemente magnífica. La postura erguida que hay que mantener con la batería (véase aquí a Jones en perfil, y recuérdese también a Max Roach) otorga una dignidad tranquila de gran jefe que ningún otro instrumento puede dar.
No obstante, lo que más me llama la atención de Jones es que, con el barullo que podía llegar a armar, al final se reduce todo al juego de muñecas. Observe de cerca sus muñecas y brazos, y notará que apenas se mueve cuando toca, algo que se aprecia especialmente en 6:20-6:28, un plano frontal en el que se le oye tocar aunque aparenta estar completamente inmóvil.