A letter from Sonny Rollins to Coleman Hawkins has been circulating around on the Internet. I first saw it as posted in the Organissimo forums by Chris Albertson (producer, writer, and author of the excellent Bessie), and later transcribed in the Jazz lives blog (although the date on it is actually October 13, not 3, 1962—not just a nerdy detail, you'll see why; see a facsimile here)
The letter is an extraordinary display of respect from Rollins to Hawkins (and rightly so—for starters Hawkins invented Rollins' job), and it speaks loads not only of Rollins' humility but also about the importance of Coleman Hawkins as a jazz figure. He'd been around forever by that time (we're talking Mamie Smith, 1923, as a starting point) but he had managed the ultimate artistic achievement: to be unmistakably himself and, at the same time, to move always forward (or deeper, whichever way you prefer.) One common mistake with giants such as Satchmo, Duke or Hawkins himself is for the listeners to constrain themselves to the Hot Fives, the early forties band or the 1939 "Body and Soul" respectively. In Hawkins' case, his career was extremely consistent throughout, and he did quite a job in the late fifties/early sixties.
A good example to illustrate this could be his take on "I'm Confessin' (that I love you)" as recorded for the Eddie Costa Memorial Concert LP (ColPix CP 450), a 6-minute solo (accompanied by Sonny Clark on piano, Chuck Israels on bass and Roy Haynes on drums), where Hawkins does the kind of tour-de-force that only he could do, rhapsodic, tender and at the same time forceful and virile... in Rollins' words, a man expressing himself with great beauty but never over-sentimental. Hawkins played at this memorial for Costa (who had died months earlier at age 31) because they had worked together: they did a couple of Crown LPs, and they're together in a live recording originally put out by Bob Porter; Hawkins also used Costa's trio (with Henry Grimes on bass and Paul Motian on drums—today an extraordinary but then a rather common line-up, albeit unrecorded as far as I know) for a gig in late 1959 at the Cork'n'Bib in Westbury, NY, which received an enthusiastic review from Dan Morgenstern in the UK's Jazz Journal.
According to John Chilton's biography of Hawk, this king of sax players was very fond of Costa, so much so that he was out of town and flew especially for this memorial concert. As I said, his take on "Confessin'..." does show that fondness.
But going back to Rollins' letter, this recording is quite significant because it's very likely that this is the music that impressed him so much and prompted him to write the letter. Rollins dated the letter October 13, 1962, and the Costa memorial took place at the Village Gate four days before, on October 9...
The letter is an extraordinary display of respect from Rollins to Hawkins (and rightly so—for starters Hawkins invented Rollins' job), and it speaks loads not only of Rollins' humility but also about the importance of Coleman Hawkins as a jazz figure. He'd been around forever by that time (we're talking Mamie Smith, 1923, as a starting point) but he had managed the ultimate artistic achievement: to be unmistakably himself and, at the same time, to move always forward (or deeper, whichever way you prefer.) One common mistake with giants such as Satchmo, Duke or Hawkins himself is for the listeners to constrain themselves to the Hot Fives, the early forties band or the 1939 "Body and Soul" respectively. In Hawkins' case, his career was extremely consistent throughout, and he did quite a job in the late fifties/early sixties.
A good example to illustrate this could be his take on "I'm Confessin' (that I love you)" as recorded for the Eddie Costa Memorial Concert LP (ColPix CP 450), a 6-minute solo (accompanied by Sonny Clark on piano, Chuck Israels on bass and Roy Haynes on drums), where Hawkins does the kind of tour-de-force that only he could do, rhapsodic, tender and at the same time forceful and virile... in Rollins' words, a man expressing himself with great beauty but never over-sentimental. Hawkins played at this memorial for Costa (who had died months earlier at age 31) because they had worked together: they did a couple of Crown LPs, and they're together in a live recording originally put out by Bob Porter; Hawkins also used Costa's trio (with Henry Grimes on bass and Paul Motian on drums—today an extraordinary but then a rather common line-up, albeit unrecorded as far as I know) for a gig in late 1959 at the Cork'n'Bib in Westbury, NY, which received an enthusiastic review from Dan Morgenstern in the UK's Jazz Journal.
According to John Chilton's biography of Hawk, this king of sax players was very fond of Costa, so much so that he was out of town and flew especially for this memorial concert. As I said, his take on "Confessin'..." does show that fondness.
But going back to Rollins' letter, this recording is quite significant because it's very likely that this is the music that impressed him so much and prompted him to write the letter. Rollins dated the letter October 13, 1962, and the Costa memorial took place at the Village Gate four days before, on October 9...
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Hace unos días Chris Albertson (productor, crítico y autor de la mejor biografía disponible de Bessie Smith) colgó en los foros de Organissimo una copia de la carta que le dirigió Sonny Rollins a Coleman Hawkins el 13 de octubre del 62, que también ha aparecido transcrita en el blog Jazz lives (donde por error aparece fechada el 3 — no es pedantería, ahora explico por qué importa la fecha).
Aquí se puede leer la carta, y esta es la traducción:
Un ejemplo ilustrativo es su versión de "I'm Confessin' (that I love you)" que quedó plasmada en el LP Eddie Costa Memorial Concert (ColPix CP 450), un solo de seis minutos (con Sonny Clark al piano, Chuck Israels al bajo y Roy Haynes a la batería), en el que Hawkins hace lo que sólo él podía hacer, un solo de gran ternura, pero a la vez épico y viril, un hombre, como dice Rollins, expresándose con gran belleza pero sin caer en el sentimentalismo. Hawkins participó en este concierto de homenaje al pianista y vibrafonista Eddie Costa (que había fallecido el verano anterior a los 31 años) porque habían trabajado juntos: hicieron un par de LP para Crown y están en una grabación en directo publicada originalmente por Bob Porter; Hawkins también reclutó al trío de Costa (con Henry Grimes al bajo y Paul Motian a la batería, una formación extraordinaria pero frecuente, aunque inédita en disco, que yo sepa) para un bolo a finales del 1959 en el Cork'n'Bib de Westbury, NY, que fue objeto de una entusiasta reseña por parte de Dan Morgenstern en el Jazz Journal británico.
Además, según la biografía de Coleman Hawkins de John Chilton, este soberano de los tenores apreciaba mucho a Costa, tanto es así que en la fecha del concierto estaba fuera de Nueva York y cogió expresamente un avión para poder tocar en su homenaje. El aprecio de Hawkins por Costa es lo que trasluce la versión de "Confessin'...".
Volviendo a Rollins, esta grabación es especialmente significativa porque es muy probable que fuera esta música la que le impresionó tanto y le impulsó a escribir la carta. La misiva lleva fecha del 13 de octubre del 1962, y el concierto de homenaje a Costa se celebró en el Village Gate cuatro días antes, el 9 de octubre.
Aquí se puede leer la carta, y esta es la traducción:
10/13/62, P.M.
St. [?] Rollins
195 Willoughby Walk
(Near Grand)
Brooklyn 5, N. Y.
Querido Sr. Hawkins,
¡¡¡Su reciente actuación en el Village Gate ha sido magnífica!!! Aparte de haber mantenido una posición predominante y de liderazgo en el sumamente competitivo campo del "jazz" durante el tiempo en que lo ha hecho, está la cuestión aun más significativa de que tal logro musical, de sobra demostrado, denota y depende del carácter personal y de su integridad.
Ha habido muchos jóvenes con un gran potencial y capacidad demostrada que por desgracia no se han comportado como "HOMBRES" en su vida privada ni sobre el escenario y no han tardado en verse despojados de su capacidad de crear música. Es posible que estos colegas no hayan sido capaces de comprender por qué sus poderes musicales les han abandonado tan súbitamente. O puede ser que supieran qué modos de actuar eran constructivos en vez de destructivos, pero fueron demasiado débiles y no lo bastante hombres como para coger las riendas de sus vidas. Pero cierto es que el carácter, la sabiduría y la virtud son superiores a la "música" en sí misma. Y que el "éxito" depende de la evolución de esas cualidades en cada uno de nosotros. Que el éxito haya sido positivo y duradero para usted, Coleman, es un honor y un reconocimiento nuestro, sus colegas, así como un reconocimiento hacia su persona, ya que usted ha "prendido la llama" de la aspiración en tantos de nosotros y ha sido el máximo representante de la superioridad de la "excelencia en el empeño", de la que es usted, a día de hoy, la clara imagen viviente y el ejemplo a seguir.
Siempre ha sido una ardua tarea plasmar en palabras aquellas cosas que en su naturaleza son las más profundas y significativas. En esta ocasión me ha demostrado por qué he tenido una opinión tan elevada de usted durante tanto tiempo. Buena suerte en sus viajes, y ojalá tenga la suerte de volver a escucharle tocar el saxo tenor en persona.
Atentamente,
Sonny Rollins.
La carta es una extraordinaria muestra de respeto por parte de Rollins hacia Hawk (no en vano éste inventó el oficio de aquél) y dice mucho no sólo de la humildad de Rollins sino de la importancia de Coleman Hawkins como figura del jazz. Para entonces era ya un veterano (llevaba de profesional desde la década de los veinte) pero es de los pocos que logró una de las metas definitivas de las artes: ser inequívocamente uno mismo y ser capaz de evolucionar a la vez. Un error que se comete comúnmente con gigantes como Louis Armstrong, Duke Ellington o el propio Hawkins es limitarse a escuchar, respectivamente, a los Hot Fives & Sevens, la banda de principios de los cuarenta, o el "Body and Soul" de 1939. En el caso de Hawkins, su carrera fue siempre muy consistente, y a finales de los cincuenta y principios de los sesenta estaba en plena forma.
Un ejemplo ilustrativo es su versión de "I'm Confessin' (that I love you)" que quedó plasmada en el LP Eddie Costa Memorial Concert (ColPix CP 450), un solo de seis minutos (con Sonny Clark al piano, Chuck Israels al bajo y Roy Haynes a la batería), en el que Hawkins hace lo que sólo él podía hacer, un solo de gran ternura, pero a la vez épico y viril, un hombre, como dice Rollins, expresándose con gran belleza pero sin caer en el sentimentalismo. Hawkins participó en este concierto de homenaje al pianista y vibrafonista Eddie Costa (que había fallecido el verano anterior a los 31 años) porque habían trabajado juntos: hicieron un par de LP para Crown y están en una grabación en directo publicada originalmente por Bob Porter; Hawkins también reclutó al trío de Costa (con Henry Grimes al bajo y Paul Motian a la batería, una formación extraordinaria pero frecuente, aunque inédita en disco, que yo sepa) para un bolo a finales del 1959 en el Cork'n'Bib de Westbury, NY, que fue objeto de una entusiasta reseña por parte de Dan Morgenstern en el Jazz Journal británico.
Además, según la biografía de Coleman Hawkins de John Chilton, este soberano de los tenores apreciaba mucho a Costa, tanto es así que en la fecha del concierto estaba fuera de Nueva York y cogió expresamente un avión para poder tocar en su homenaje. El aprecio de Hawkins por Costa es lo que trasluce la versión de "Confessin'...".
Volviendo a Rollins, esta grabación es especialmente significativa porque es muy probable que fuera esta música la que le impresionó tanto y le impulsó a escribir la carta. La misiva lleva fecha del 13 de octubre del 1962, y el concierto de homenaje a Costa se celebró en el Village Gate cuatro días antes, el 9 de octubre.